Familiares: Dios le tiende la mano a todo aquel que lo necesite en la mar

Acciones de pescadores de Pampatar y La Blanquilla, Guardacostas, Guardia Nacional Bolivariana, Protección Civil y ONSA fueron valiosas para que el rescate de los seis adultos y dos menores de edad se realizara con éxito. Al mediodía ya se conocía del paradero del “Picho”.

Karla Marval Esteves


“Nosotros estábamos más allá de Margarita; lejos, bien lejos. Quedamos cerca del Morro, por donde está una comunidad pesquera, y pensamos que eran Los Frailes. De allí decidimos regresar porque vimos una tortuga, y menos mal que lo hicimos”, narró Paola Barreto, víctima de este accidente marítimo.

Los ocho tripulantes de la embarcación “Picho” fueron encontrados en buen estado de salud por una embarcación pesquera de La Guaira la noche del lunes, informaron los navegantes del peñero.

Los pescadores del puerto de La Guaira, junto a los tripulantes del “Picho”, navegaron por más de 15 horas hasta llegar cerca de la Isla, al norte de la Península de Macanao, donde un bote llamado “Mi Yuniola” de Ramón Caraballo, pescador de Pampatar, los trasladó hasta Juan Griego, a la Lonja Pesquera.

En “Mi Yuniola” estaba un funcionario de Protección Civil que le prestó los primeros auxilios a los marineros del “Picho”.
La travesía vivida por estos neoespartanos no se la desean a nadie más. Estar en el medio del mar sin avistar tierra por dos días, fue una sensación desesperante para los niños y adultos que pensaron que el domingo al mediodía estarían de regreso en la Isla junto a sus seres queridos.

Al salir del puerto sucrense de la ciudad de Carúpano, Paola Barreto, su hijo de tres años Felipe González, Marianyelis Pérez, Andreína Rosa, Jesús María Natera, Jesús Nazaret Natera, su sobrino Aldaner Acuña de cuatro años y el patrón del peñero “Picho”, Jesús Rafael Natera, pensaron que llegarían en un par de horas y sólo tenían abordo dos latas de atún, dos galletas y casi un litro de agua.

La prioridad que tenían los adultos de la embarcación era el bienestar de los menores de edad. El patrón del peñero comentó que dentro de la desesperación y el hambre, su hijo optó por comer unos residuos de cigarros que estaban en el bote.

“Le pedíamos a la Virgen del Valle que nos llevara con bien, que no queríamos morir en el medio del mar”, decía Jesús Nazaret.
Paola Barreto, después de sufrir un desmayo durante el encuentro con familiares y amigos, estaba más tranquila y comentó que el lunes no pudo dormir; como a las 8:45 p.m. vio un luz y le dijo a sus compañeros que “arrancáramos pa’ allá, porque ese era el barco que nos llevaría a Margarita”.

Al poner un pie en la lancha, Barreto dijo: “pa’ Margarita voy”.
Estos seis margariteños no tenían palabras para agradecer la atención y preocupación de toda la comunidad de Pampatar, de Margarita y a esos pescadores de La Guaira que los salvaron

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