La Ley del péndulo histórico
Manuel
Rivero Sanabria
Conviene recordar
el vaivén del péndulo de los relojes antiguos que, movidos por él, marcaban las
horas del transcurrir inexorable del
tiempo vital. Un artefacto que ha quedado para referencia de museos y casas de antigüedades.
Pero que durante varios siglos estuvo en el centro de las vidas de los civilizados
de este planeta.
Ese péndulo
inspiró la historiografía, para establecer el concepto analítico aplicable a
los procesos de surgimiento y muerte de periodos históricos. Nace la
civilización egipcia, cuna del imperio que expande el conocimiento durante
siglos, en un extremo pendular. Para consumirse hasta el otro extremo cuando
fallece y dar paso al surgimiento, en su propia decadencia, a Grecia. Y así sucesivamente
hasta llegar a nuestra civilización judeo-cristiana, con raíz europea pero
anclada en América.
Aplicado el
concepto a la realidad histórica de Venezuela, presenciamos el final de un período
donde la renta petrolera y la instauración de la democracia representativa fueron
los motores de la economía y el proceso social. Motores esos que hoy están a
punto de estallar recalentados ante el esfuerzo inútil de sus manejadores –deberíamos
decir explotadores y encomenderos- sorprendidos en su incapacidad.
Es evidente el agotamiento
del modelo y la necesidad de su urgente y definitiva sustitución por otro que
responda a los requerimientos de una población insatisfecha. Un gentilicio
perdido en las trampas y errores de los conductores alucinados por el poder
efímero pero embriagante del petróleo. Los últimos tres lustros han sido la
prueba definitiva, inapelable, del agotamiento. Llevamos al extremo ridículo el
concepto sembrado, desde las guerras de independencia, del caudillo
reivindicador. Y lo estamos pagando con la destrucción más feroz, más
despiadada, más irresponsable de lo que fueron las bases de una sociedad construida
sobre el consenso para progresar. Todo ha quedado abandonado a los sentimientos
más elementales y básicos de quienes aún conservan su atavismo aborigen intacto.
“El medio es el
mensaje”, decía McLuhan para explicar la transformación ocurrida en la forma de
comunicarnos. Por tanto es necesario estudiar la vía que pretendemos utilizar
para transmitir el mensaje destinado a las masas que en el país aguardan una
señal. Se preguntaran muchos: ¿cuál señal? Sencillo, la que se transmite como
cierre de transmisión. ¿Recuerdan el cierre de RCTV en 27 de Mayo de 2007? La
pantalla negra, silencio. Fue una señal inequívoca de Hugo Chávez pero
incomprendida por muchos, que aferrados a valores democráticos tradicionales,
no comprendieron que el caudillo se había impuesto con fuerza y determinación. Había
reivindicado, en ese instante, su voluntad personalísima por sobre las
instituciones republicanas.
Ahora estamos a
la espera de una señal, igual de clara y contundente, que nos dirija hacia nuevos
horizontes, con nuevas ideas, capaces de rescatar el espíritu emprendedor y de
progreso que mueve al mundo. Venezuela cierra una era. Con mucho trauma, con
mucha desigualdad, con mucha falta de ética. Pero la respuesta está en ti, en
tu definición como ciudadano dispuesto a sacrificar lo propio y personal en
aras del conjunto.
El péndulo
regresará en su indetenible transitar hacia el cambio histórico.
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