El país de los mangantes


La historia de Venezuela está plagada de ejemplos de corrupción, tanto, que pareciera cierto que esa plaga de la sociedad humana, nació a la par de nuestra nacionalidad.
Francisco Herrera Luque desarrolló una tesis sobre la base de las carencias de nuestros antepasados, los colonizadores provenientes de la península ibérica. Argumentaba el psiquiatra-historiador en su "Viajeros de Indias" que la genética de los fundadores del país tenía una gran carga de frustración (por el hecho de ser los "segundones" de sus respectivas familias de alcurnia, o simplemente ex convictos de crímenes comunes) y que ello signó nuestra inclinación a jugar el papel de "Tío Conejo"ante los compromisos y obligaciones que nos impone la vida en sociedad. La salida fácil y el eludir, constantemente, las reglas que impone el imperio de la ley para obtener resultados armónicos y justos, es una característica que pesa sobre nuestra capacidad de ciudadanía. Por ello, ha sido menester de nuestros mas importantes filósofos y sociólogos, destacar la inclinación de esquivar la norma, cayendo en las tentaciones del camino fácil, recortando las exigencias de la ética y la moral constantemente.
Las bellaquerías cometidas contra el menguado presupuesto de los fondos públicos nacionales, durante nuestra larga y paupérrima historia pre-petrolera, da cuenta de la calidad moral de muchos de nuestros gobernantes y su circulo de allegados (socios para delinquir), siempre aderezados por la condición de militares que daban zarpazos a la institucionalidad. Esa que nunca podía surgir para, sobre los pilares de la ley, conducir al conglomerado por derroteros de trabajo y productividad. La condición militar (apenas profesionalizados durante el régimen de Juan Vicente Gomez) estableció un "derecho" de prevalencia que, incluso, llegó a justificar la disposición de bienes públicos como recompensa por "sacrificios" por la Patria. Tal barbaridad fue instaurada, nada mas y nada menos que por el mismísimo Libertador Simon Bolivar.
Por esa innoble característica que pesa sobre toda una sociedad dada a la riqueza fácil de la minería, después de surgida la bonanza petrolera, que dio al trasto con cualquier esfuerzo de inculcar los valores de la moral, en el marco de la remuneración al esfuerzo y la constancia, echó por tierra los esfuerzos educadores de quienes abogaban por la pulcritud en el manejo de los fondos públicos. Mordida, comisión, o cualquier otra denominación que se diera al ilícito, tuvo y tiene, profundas raíces en nuestro país.
Hoy, después de dos décadas (casi) de régimen chavista (militar, corrupto e ineficiente) nos asomamos al despeñadero de la inmoralidad galopante. Se nos enrostra, con el mayor descaro, las fortunas de mangantes de todo tipo y condición social. Claro, destacan y prevalecen los de origen militar, como siempre. Pero entre los mas prósperos y publicitados están los muchachos de la sociedad caraqueña, que validos de sus contactos en el exterior para montar trampas financieras, se han hecho de fortunas inconmensurables. El grupo de los "bolichicos" destaca por su atrevimiento y desparpajo en saquear el presupuesto nacional. Tretas y engaños inimaginables en cualquier país con algo de control social y dignidad personal de sus gobernantes. No son los primeros mangantes ni serán, quizás, los últimos. Pero si es hora de enseriarnos frente al desfalco bochornoso que se ha hecho. Habrá que poner fin a nuestra condicionante genética, si queremos hacer un país de dignidad y progreso.



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