Carta dirigida a la oposición venezolana y a sus múltiples líderes

[Una carta que surgió de un momento de desahogo, y que decidí compartir, por más de que nunca fue la idea]
 
 
Buenos días, mi nombre es María Antonieta Rondón, y honestamente no sé que voy a hacer con esta carta; sólo escribo para permitirme hacer la catarsis que de muchas formas se me ha hecho imposible hacer. El día de hoy, 20 de febrero del 2014, podemos escuchar desde La Floresta, los helicópteros que sobrevuelan Chacao, a horas de la mañana. En las noches, sin embargo, lo que presenciamos todos los residentes de esta zona, son las motos que llevan a dirigentes de la Guardia Nacional Bolivariana, de dos en dos, con armas largas, hacia la Plaza Francia, en Altamira. Luego nos hacemos eco de las detonaciones, los disparos, y uno que otro grito que queda en el aire y retumba por nuestras calles. Pero, lo único que logramos hacer, o por lo menos lo único que yo con mis dieciséis años logro hacer, es informar por Twitter de lo que pasa; y ofrecer un refugio en mi casa, donde igualmente lo único que haré será dar agua y vinagre, y verle la cara a aquéllos que luchan por mí sin quizá saber que lo hacen.
 
Eventualmente -debo decir- me voy a hartar de esta situación. Primero que todo, porque no es posible que por más de cinco noches seguidas, los estudiantes se sigan congregando sobre el mismo peine, que siguen pisando y pisando, esperando, -será- que se les rompan los pies. Ahora dicen que el movimiento estudiantil se ha reforzado y que podemos contra los miembros de la GNB… Ajá, ¿y entonces? ¿Me van a venir a decir que toda esta lucha, la marcha del 12 de Febrero, la concentración por apoyo a Leopoldo, las manifestaciones en distintos puntos de la ciudad, en distintas ciudades, y demás, son todas dadas solamente para demostrar que podemos contra la GNB? ¿Es ése nuestro objetivo, hacerle frente a la Guardia? ¿O es la Guardia un obstáculo que no nos permite llegar a cumplir nuestro verdadero objetivo? Paremos un momento y lleguemos a la interrogante que realmente ulula y que nadie ha querido llevar a la superficie: ¿cuál es nuestro objetivo?
 
Se habla de que es La Salida. No hay que preguntar acerca de cuál salida se habla; ya que claramente es la salida de este Gobierno corrupto, y con ello de los problemas económicos y de salud -que por cierto, no se acabarían así como así luego de la salida, tampoco-. Pero entonces, si lo que queremos es salir de este Gobierno, ¿cuándo va alguien a decirnos cómo se sale de él? Saliendo a las calles gritamos y hacemos conocer a todo el país y a todo el mundo que estamos buscando la salida, pero… ¿cómo saldremos? ¿O es que vamos a creernos sinceramente que lanzando piedras y haciéndonos cañones frente a la Guardia Nacional saldremos de ésta?
 
La Salida, señores, lleguémosle como le lleguemos, involucra tres cosas esenciales; primero que todo: un proceso electoral, segundo: un líder que pueda ser por quién votemos en dicho proceso electoral, y tercero: un seguro de que cuando se dé este proceso, las condiciones serán justas. Sea por golpe de estado -que por cierto, es imposible sin apoyo militar-, por renuncia, por referéndum, por lo que sea… de alguna forma nos veremos frente a un proceso electoral, en el que muertos de la risa podrán intervenir nuestros amigos del Consejo Nacional Electoral y hacer ensalada con nuestros votos; como bien sabemos que se hizo en abril del 2013.
Me llena de una rabia imposible de medir, el hecho de que honestamente nadie nos haya puesto un esquemita al frente y nos haya dicho con voz segura y pausada: “éste es nuestro objetivo, y estos son los pasos por los que llegaremos a lograrlo.” Saber que tengo amigos que se ponen pañuelos diariamente en las calles, porque se sienten impotentes resguardados en su casa, sin nada que hacer, y sienten la necesidad de salir a las Plazas, a las guarimbas, a los disturbios, solamente para hacerle frente a un Guardia Nacional, me molesta enormemente. Saber que si le pregunto: “¿y qué es lo que haces aquí?”, la respuesta inmediata será: “pues, cuidarme de las bombas.”
 
Objetivos tenemos, señores, y varios. Cuando yo me propongo salir a Altamira, me lo propongo pensando en mis futuros sobrinos, en mis padres, en mis abuelos, en mis tíos, en mis amigos, en mi colegio, en los señores que trabajan en mi casa, en sus familias, en la cara de mi mamá cuando no consigue nada en el mercado, en la cara de mi papá cuando ve que El Nacional tiene ahora un solo cuerpo, y son pocas letras las que caben, cuando hay tanto que decir. Yo salgo porque tengo mis razones, que quizá no son las mismas que las tuyas, pero las tengo. Yo no salgo a hacerle frente a un Guardia que pasa por lo mismo que yo; el Guardia es quien evita que yo manifieste por estos objetivos, no es otra cosa que eso, y de vez en cuando un venezolano desubicado que piensa que apuntarle con un arma a un hermano es algo que tiene sentido.
Y es que yo entiendo eso de perder de vez en cuando el foco de las cosas, porque hace dos días en Chacaíto yo le grité a mi mamá en medio del problemón que se prendió luego de que Leopoldo se entregase: “¡mamá, Leopoldo se entregó por nosotros y debemos acompañarlo!” ¿Pero a mí qué demonios me sucede? ¿Si Leopoldo está en Ramo Verde, yo qué hago en Altamira? ¿Si Leopoldo se fue al Sur por qué yo le decía a mi madre que nos quedáramos en el Norte? No sé, honestamente no sé. Uno va a marchar, va a manifestar, siente que está enfocado en una cosa, y después, la rabia desvía toda tu concentración a mil y un puntos distintos.
 
Vamos a estar claros por un momento, por las vidas que se han perdido, por el amor que le tenemos a esta patria… nuestro grave problema, como oposición, es que más desorganizados no podemos estar. El mensaje que se da es: “salgan a las calles”, “mañana a Parque del Este”, “esta tarde a la Sadel”, y a nadie se le ha ocurrido decir “mañana iremos al Consejo Nacional Electoral a exigir que se destituyan los cargos vencidos de los rectores.” No, no, la convocatoria es en el peine de Altamira, para pedir que Leopoldo, que está en Ramo Verde, salga en libertad.
Ubiquémonos. Sí, llegó el momento, por fin tenemos fuerzas, pero fuerzas lanzadas al aire sin una dirección, no tiene sentido alguno. Quizá la referencia es vaga, pero hay un diálogo en Alicia en el País de las Maravillas, en la que Alicia le pregunta al gato risón cuál es el camino por donde debe ir, y éste le pregunta a ella a dónde quiere ir. Ella, en la historia, le dice que no sabe, y él le dice que si no sabe, no importa hacia donde ir, porque indiferentemente llegará. Nosotros, señores, sabemos a dónde queremos ir, pero no ha salido un gato risón a decirnos cuál es el camino; y si nadie lo hace en los próximos días, me temo que esto irá para largo, y no el largo normal que aceptamos porque es por el que ha pasado Siria o Ucrania, sino el largo por el que se pasa cuando por un error, se toma un cruce equivocado.
 
El problema esencial, quizá, es que el gato lo tenemos. Tenemos varios incluso. Varios que no se han puesto a ver, que siguen teniendo una gran influencia sobre la oposición venezolana y sus alrededores. Tenemos, por lo menos, a cuatro gatos definidos, y los nombraré con nombre y apellido: Leopoldo López, Antonio Ledezma, María Corina Machado, y Henrique Capriles Radonski, que no nos olvidemos jamás, señores, es quien nos trajo a donde estamos ahora. Son cuatro gatos que si no se fusionan en uno solo y nos dicen a donde ir, lo que van a hacer es indicarnos muchos caminos distintos, y hacernos creer que no tenemos a donde ir, o que de cualquier manera vamos a llegar; cosa que es falsa.
Yo no me voy a poner a hablar de los errores que ha cometido cada uno, porque errores cometemos todos, todos los días. Leopoldo nos despertó la llama, María Corina nos ha dado coraje, Antonio nos dio apoyo, y Capriles nos está dando a gritos el llamado a la cordura. A éste último le caen encima por ser ambicioso y soñador; pero, no es culpa de Henrique que el hermoso proyecto que tenía para Venezuela, era uno que no se podía ejercer en ella, porque simplemente no estábamos, ni estamos preparados. (Más o menos como el Trienio Adeco y su intento democrático en el ’45) ¿De qué rayos nos sirve sacarnos los errores en cara? Y ¿de qué rayos nos sirve mantener y alimentar nuestro orgullo?
Debemos, absolutamente todos, salir de nuestra zona de comodidad (nuestro comfort zone). Habrá unos que tendrán que entender que ser pacíficos también supone ser fuertes y valientes si un Guardia nos agrede, habrá otros que tendrán que entender que tenemos que hablar sin pelos en la lengua y directo al pueblo, habrá otros que tendrán que comprender que ya esto se prendió y no se debe apagar, y habrá también la gran mayoría que debe asumir que esta Salida, que todos buscamos, no se conseguirá si no la busca toda Venezuela; y Caracas, señores, no es la Plaza Altamira, y Chacao no es Venezuela. ¿Qué pido entonces, con palabras quizá duras y directas, pero que ya simplemente no logro contener? Que nos unamos. Que como la aclamada “Unidad” que supuestamente somos, reivindiquemos la característica que nos identifica, y nos unamos. Sí, se dice que los líderes somos todos y cada uno de nosotros, pero si los líderes externos que nosotros vemos pelean entre sí, ¿qué mensaje nos dan?
 
Y, ¿cómo creen que ve esto el Gobierno? “Ay, pero se están dividiendo toditos.” “Ay, pero ahora será más fácil inventar lo de la guerra económica “Ay, pero taparemos el tema de la escasez con la muerte de perencejo y fulana.” Por favor, seamos inteligentes; hábiles, pero ingeniosos. Hay que ser astutos, cada movimiento cuenta. ¿El chavismo? Pues, si estaba dudando del Gobierno, ahora menos creerá que pasamos por lo mismo todos, si cuando sale a las calles -si es que sale, porque muchos todavía no saben que está pasando- lo que ve es a estudiantes provocando a miembros de la Guardia Nacional. Evaluemos nuestros movimientos, y gatos risones opositores, entiendan que escuchamos, escuchamos mucho; tendremos mordaza, pero cuando ustedes hablan, el susurro es audible.
 
Con la censura mediática, todo juega en nuestra contra; pero, es también nuestra única herramienta, y no sabemos cuánto nos durará o si siquiera lo hará. Lo único que podemos hacer, es confiar en los periodistas sinceros y respetables -que todavía los hay, y a mí me consta-, y poner un poco de fe en la razón de cada uno de los venezolanos que tiene Facebook o Twitter, y creer que no difundirán información falsa. A los medios internacionales, agradecerles infinitamente por lo que hacen por nosotros, y esperar que sigan entrevistando a los miembros del oficialismo; que con entrevistas un tanto cómicas, demuestran lo cínico que es este Gobierno. Sin embargo, no esperemos nunca contar con apoyo físico de la Comunidad Internacional. ¿Que podemos apelar a entes internacionales? Sí, y sería buenísimo; pero si tú crees que va a venir Estados Unidos o Francia a invadir el territorio venezolano, eres primero: sumamente ambicioso, y segundo: sumamente apátrida. Este problema es de venezolanos entre venezolanos, porque venga quien venga, quien no forme parte de la quebrada estructura social venezolana, no podrá formar parte de su reconstrucción tampoco. No obstante, sí, la Organización de las Naciones Unidas debería participar y llevarle al mundo la noticia de lo que sucede aquí, porque la mera presión que eso supone, sería de gran ayuda.
 
Los errores que hemos cometido, que han sido bastantes, deben de tomarse en cuenta para evitar otros, pero tampoco es que vamos a dejar que nuestro discurso diario esté enfocado solamente en remarcar una y otra vez, lo que hemos hecho mal. ¿Que debimos esperar a que esto se cayera solito con la Economía que va en decadencia? Sí, quizá sí. Pero no terminó siendo así, el fuego se prendió antes de tiempo, y ahora, por nada del mundo, debemos dejar que se apague. ¿Qué haremos con Leopoldo? Pedir que lo liberen, está bien. Pero, no olvidemos los muchos chavistas que ahora creen que el Gobierno le salvó la vida a este señor… ¿qué vamos a decir al respecto? ¿que la entrega estaba planificada, y que le dan te y galleta a Leopoldo, en Ramo Verde? Alguien tiene que manifestar la realidad sobre este hecho, porque se perderá credibilidad; y mucho que nos gustó eso de “si mi entrega va a despertar al pueblo, entonces valdrá la pena”. No nos echemos para atrás, no más, vamos a despertarnos de verdad.
 
¿Qué haremos el 5 de marzo? ¿O es que a alguien se le olvida que se acerca esta fecha, y que ya será un año desde que empezó todo esto? ¿Vamos a seguir manifestando y protestando, quemando cauchos, e ignorando a nuestros hermanos chavistas que llorarán a su ícono, su líder y su ídolo? Miren: juguemos este juego bien. Ese día nadie sale a protestar. Ese día, alguno de nuestros gatos, por respeto, debe pedir que nos abstengamos a manifestar; y es que si ya vamos a haber recolectado a unos cuantos chavistas resentidos, ¿cómo le explicamos que mientras él dejó la manifestación y se fue a llorar a su Presidente, nosotros seguimos como si nada prendiendo fuego a nuestras Plazas? El 5 de Marzo será un día de reunión chavista. Ese día, todos los chavistas se unirán como no han podido hacerlo, desde el mismo día un año atrás, cuando anunciaron la muerte de su líder, y lloraron juntos, en desesperación. ¿Cómo un chavista arrepentido que vaya a los Próceres -o a donde sea que se plantee el acto que le harán a Chávez- va a decirle a otro chavista que está empezando a apoyar a los opositores, sin que éste último le crea loco y traidor, por el simple hecho de que mientras lloran, estos opositores, nuevos amigos del resentido, están burlándose en las calles? ¡Y es que incluso ayer, 19 de Febrero, nadie debió salir a hacer nada, sólo por respeto al Tío Simón! El 5 de Marzo es clave, señores, eso es todo lo que diré al respecto.
 
¿Y entonces? ¿Quién me va a mostrar el objetivo y el camino? Necesitamos un calendario. Un calendario que diga: tal día, tal punto, por tal motivo y de tal hora hasta tal hora; y así vamos, hasta que logremos nuestro objetivo. El mensaje no debe ser “salgan a la calle a protestar por sus derechos”, sino “salgan a la Av. Tal, a protestar por la escasez” y el día siguiente, “salgan a la Plaza Tal a protestar por la inseguridad”; y así iremos hasta que logremos tener a La Salida en frente, que señores… estará más cerca, pero sigue lejos. ¿Cuándo iremos institución por institución, logrando que se destituyan a los ilegítimos o injustos? ¿O es que pensamos ganar la elección que venga, con un sistema electoral corrupto?
Por lo tanto, yo, como hija de periodistas, estudiante de 4to año, amiga de queridos y únicos personajes, nieta de luchadores, residente de Chacao, muchacha de dieciséis años que cree que tiene su vida clara, y que más que cualquier otra cosa, es una venezolana que tiene en su alma tatuado el Ávila, pido que nos sentemos y hablemos. Que se haga una Gran Asamblea con todos aquellos líderes -porque ahora lo somos todos- y escuchemos cómo debemos organizar los pasos que nos llevarán a nuestro objetivo: a La Salida. Todos los venezolanos sufren de lo mismo, todos tenemos los mismos motivos para salir, pero si nadie sabe por qué hacerlo, seguiremos saliendo hasta simplemente no regresar más; y señores, ésa no es la idea.
 
Yo lo que pido, como opositora que soy, y aspirante a alguna vez en mi vida poder vivir en una democracia digna, es que los líderes a quienes tanto admiro -porque tengo todavía el poster de Capriles en mi puerta, porque admiro cada vez más a María Corina con las palabras que dice, porque a Leopoldo le lloré en la Plaza, porque a Ledezma le tengo mis respetos-, se unan. Se fusionen, básicamente. Entiendan que si decimos que todos los venezolanos queremos lo mismo, ellos cuatro deben ser los primeros en querer lo mismo también. ¿Y si quieren lo mismo, pero de formas distintas, no pueden dialogar y llegar a una decisión concreta, y que hable por todos? Necesitamos un poco de cada uno.
Sé que mis palabras no valen mucho, y que esto sólo fue espacio de desahogo y de llanto trancado que no pude sacar sino luego de una discusión ardua con mi profesor de Historia de Venezuela, sobre qué es lo que está pasando; y en la que llegué a una conclusión dolorosa en la que consideré que quizá yo, en un año, no me esté graduando nada. Sé, incluso, que estos gatos risones de los que hablo, no leerán estas palabras, y que si las leen, serán solo palabras y solo letras encontradas. Pero, yo tenía que desahogarme y exponer mi punto de vista; porque yo sí quiero llegar a esa Salida, y le quiero llegar bien, porque creo en el endeumonismo, y no seré feliz sin que Venezuela esté en lo alto nuevamente. Quizá me equivoco en groso modo con las cosas que expongo, pero quizá sea mejor que quedarme callada. No estamos solos, estamos más juntos que nunca, pero estamos juntos, no unidos; y esto así no va a funcionar. Confío en Venezuela, en ella está mi depósito más grande de fe. Yo me quiero graduar aquí, yo quiero que mis padres sigan aquí para que las visitas sigan siendo en mi casa, yo quiero que mis sobrinos estudien donde yo estudié, yo quiero que el Ávila no vuelva a arder. Y yo sé que llegó el momento, y sé que viene para largo, pero sé que si de verdad queremos estar del lado correcto de la historia, hay que hacerla.
 
@antorondon

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