Importar malucos, espantar buenos

POR SOLEDAD MORILLO BELLOSO - POLÍTICA - 10 JUL 2013, 9:06 P.M. 
Miles de muchachos, venezolanos, decentes, esforzados, creativos, con buena preparación académica y cuya contribución al desarrollo de la nación sería clave, buscan oportunidades para forjarse un futuro mejor fuera de Venezuela. En buen criollo, eso se conoce como "cachicamo trabajando pa' lapa". No lo hacen por cierto porque sean unos sifrinos o unos oligarcas malnacidos sino porque encuentran que sus sueños se ven truncados y frustrados en lo que va quedando de nuestra tropical patria. A no confundirnos. No quieren irse. Aman a Venezuela apasionadamente, tanto como usted y como yo, pero están hartos de lidiar con un pleito permanente, con la ristra de insultos que caracteriza el discurso oficial, con una inseguridad que les asfixia, con una ridícula falta de oportunidades laborales. Son la mejor generación de Venezuela a la que unos gobernantes insensatos les hacen la vida a cuadritos. 
Cuando yo me gradué en la universidad hace un montón de años (en 1977), pude escoger entre tres ofertas de empleo. No una, ni dos, tres. Todas en mi área laboral. Y me costó mucho tomar la decisión de cuál aceptar pues los tres trabajos estaban sembrados de sueños y señales de progreso. Yo ni estudié ni me gradué para el desempleo o el subempleo. Y eso no fue una extravagancia con visos de exclusividad. Yo no fui una excepción. Todos los que se graduaban en el mismo año en las universidades venezolanas tenían frente a sí un abierto y franco horizonte de posibilidades.
Por razones laborales y familiares tengo el gusto (y la fortuna) de  estar en contacto permanente con jóvenes. Me permiten entrar en sus vidas. Me fascina que pertenezcan a la generación global. Me encanta que sean a la vez ciudadanos de nuestra Venezuela y ciudadanos del mundo. Son "glocales". Esas fronteras que existían antes para ellos se han afortunadamente esfumado. Me maravilla lo avispados que son, lo interesados que están en hacer redes plantearías, lo ávidos que están de conocimientos. Y me eriza la piel que haya quienes los persiguen con ideas decadentes y tercermundistas. No entienden que hoy ser joven significa ser los hombres y mujeres del nuevo renacimiento. 
No debe sorprendernos que esos mismos que actúan como espantapájaros, que dicen sapos y culebras de nuestros muchachos multilingües, pluriculturales, renacentistas y sigloveintiunistas, sean los mismos que invitan a un personaje patético digno de mofa y crítica como el tal Snowden a hacer de Venezuela su patria de acogida. Que se lo cale Estados Unidos, bueno, pase. Al fin y al cabo, para desgracia de los estadounidenses, el individuo nació allí y por ende no les queda de otra que calárselo y ver cómo lidian con ese cangrejo envirado. Es como el caso de nosotros con Eva Golinger. Por mucho que la señora me disguste, por muy arcaica que encuentre su estructura de pensamientos, siendo hija de una venezolana, la señora tiene la nacionalidad y los derechos que le otorga la constitución y que yo respeto como demócrata que soy. Pero que venga Snowden a nuestra Venezuela, invitado por el gobierno nacional, a comerse nuestra comida, a usar nuestros servicios y a disfrutar quién sabe de cuántas prebendas y ventajas que no reciben nuestros muchachos (y no me asombraría que hasta de un puesto de empleo sonsacado a un venezolano) es -por decir lo menos- una muestra de cuán escasa es la inteligencia y cuánta banalidad caracteriza a quienes se enchufaron en el gobierno. En honor a la verdad, creo que es insólito que un personaje -un contratado, ni siquiera un funcionario federal- que estaba en nómina de una contratista del gobierno americano haya tenido acceso a información clasificada. Pero eso es problema de los gringos. Nosotros no tenemos vela en ese entierro. Que el gobierno busque meterse en este asunto no es más que una ridiculez pueril de un  gobierno que quiere buscar revivir una guerra fría en la que nunca estuvimos y que ya es un asunto de películas de espionaje.
Muchos de nuestros estupendos muchachos se han ido. Muchos más, tristemente, se nos irán. Es una falacia eso de que se fueron a desarrollar trabajos viles en otos países. Es parte de la mitomanía oficial, la idiotez de una fantasía. Muchísimos son alabados por su talento, por su capacidad profesional, por su notoria habilidad para ofrecer soluciones novedosas y muy creativas. Quienes los desprecian deben saber que en otras latitudes de ambos hemisferios son altamente apreciados. Para desgracia de nuestro pais, estamos exportando lo mejor que tenemos, estamos exportando talento, pero sin siquiera recibir compensación. Es decir, autogol.
Yo sé que no pasarán muchos años para que se produzca el éxodo a la inversa. Y sí, no les quede duda, los recibiremos con los brazos abiertos.
Lo de la invitación a Snowden para instalarse aquí en Venezuela es una prueba, una más, de algo que muchos ya sabemos: que en la mentalidad de mister Danger y su cohorte de enchufados priva la nadería y la estupidez. Porque es de tontos importar malucos y espantar buenos.
Paciencia, muchachos. 

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