El barco coreano y el atentado contra Uribe Vélez
Por Ricardo Puentes Melo
Periodismo Sin Fronteras, Bogotá
7 de octubre de 2013
¿Recuerdan
el barco norcoreano que venía desde Cuba cargado de armamento bélico de
alta peligrosidad, y que fue retenido por el gobierno panameño a
mediados del mes de julio de este año? ¿Saben ustedes la verdad del
destino del arsenal..? ¿Saben por qué la gran prensa colombiana y el
gobierno de Juan Manuel Santos guardaron hermético silencio sobre el
asunto..?
Las razones son tan sencillas como espeluznantes.
Empecemos
por confirmar lo que el ex presidente Álvaro Uribe Vélez aseguró en su
momento: que parte de las armas iban destinadas a las FARC. Lo que Uribe
Vélez no mencionó prudentemente, es que la otra parte del armamento
estaba destinado al montaje que le tenían preparado a la oposición
venezolana donde la acusaban –todavía lo hacen- de formar parte de un
plan para asesinar a Nicolás Maduro; plan en el que vincularon
toscamente a Uribe.
La
realidad es que el Chong Chon Gang con banderas norcoreanas, tenía la
misión de llevar armas desde Cuba hasta Ecuador. Parte de las armas,
como ya se dijo, irían para las FARC, pero otra parte del cargamento,
como los aviones, iban a ser“descubiertos” por el gobierno colombiano
que confirmaría de una u otra manera que las acusaciones de Maduro,
acerca de que Uribe y la oposición venezolana estaban comprando aviones
para asesinarlo, eran verdad. Los aviones en el barco estaban destinados
para fabricarle a Uribe y la oposición venezolana un caso difícil de
desmentir. Rafael Correa personalmente dirigía la parte que le
correspondía.
En
el plan estaba involucrado el General de División Pedro Mendiondo
Gómez, Jefe de la Defensa Antiaérea y Fuerza Aérea Revolucionaria de
Cuba. Él había sido designado por Fidel y Raúl Castro para organizar el
rearme de las FARC en Colombia. Mendiondo dirigía toda la logística
junto a dos comandantes terroristas que dialogan en La Habana. Uno de
ellos es Iván Márquez. En lo que respecta al barco, el general cubano
era el encargado de la logística, el responsable de cargar el barco con
armas, y hacerlas llegar al destino final: Colombia.
Sin
embargo, contra todo lo que uno podría esperarse, es el mismo General
Mendiondo quien, a pesar de ser pro terrorista, era capaz de admirar la
honestidad de Álvaro Uribe Vélez, así que él que filtra la información a
la inteligencia cubano-americana, que a su vez se la transmite al ex
presidente.
Esto lo descubre el gobierno de los Castro, y el general aparece muerto en un lamentable“accidente de tránsito”.
En
Periodismo Sin Fronteras teníamos también parte de esta información,
pero no quisimos entorpecer la labor investigativa de entidades
internacionales. Sin embargo, con el “accidente” del General Mendiondo,
algunos varios intentos de “accidentes” de una de las fuentes de esta
información, y con el retiro de mi seguridad que hizo el gobierno del
camarada Santos, en cabeza del responsable, Andrés Villamizar (director
de la Unidad Nacional de Protección), todos los datos me llegaron con la
autorización para revelarla.
Las
Farc ya habían fallado un plan para asesinar a Álvaro Uribe Vélez en
julio pasado, y en documentos interceptados –que el gobierno de Santos
conoce muy bien- se filtró la información de que las FARC le colocarían
un carro bomba.
El
plan frustrado tenía que ver con el armamento incautado en Panamá por
el gobierno de Ricardo Martinelli. Allí, entre otras bellezas, venían
varios RPG-7, unos lanzacohetes antitanques que iban a ser utilizados
para derribar el avión, el helicóptero donde se desplazara Uribe Vélez, o
su automóvil blindado. A estas armas se les conoce como “flechas”, e
iban con destino al frente 37 de las FARC, que opera en los Montes de
María, entre Sucre y Bolívar, y al frente 59 que opera en La Guajira. El
frente 37 iba a ser el encargado de llevar las “flechas” al entorno de
Uribe.
Aunque
no podríamos afirmar con exactitud que Juan Manuel Santos se haya
sentado con los terroristas de las FARC, o con los Castro, Maduro y
Correa para cometer el magnicidio, las fuentes de inteligencia
internacional no tienen ninguna duda de que el atentado al ex ministro
Fernando Londoño y el plan de asesinato contra Álvaro Uribe Vélez fue
pactado entre Santos y los Castro con el objetivo de“limpiar el camino a
Colombia para alcanzar la paz”.
En
otras palabras, el compromiso de Santos fue hacerse el de la vista
gorda en los planes de asesinatos: el de Fernando Londoño, el de Uribe
Vélez y el del Procurador Ordóñez.
Estas
son las revelaciones que tanto le han molestado a Juan Manuel Santos, a
su ministro de Justicia, Alfonso Gómez Méndez, al ministro Aurelio
Iragorri Valencia y al director de la UNP, Andrés Villamizar Pachón. No
tengo temor por mi vida. Pero sí me aterra que la complicidad de los
bandidos con los del gobierno cause daño a mi familia. A todos ellos los
responsabilizo si algo me llega a pasar a mí o a uno de mis familiares.
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