Además de las informaciones de reputadísimos periodistas como Berenice Gómez, Nelson Bocaranda y otros, en el sentido de que el caso de Rafael Isea es consecuencia del enfrentamiento con el actual gobernador de Aragua Tareck El Aissami, quien intenta implicarlo en casos de tráfico de drogas y de corrupción administrativa; y de que a este caso podrían seguir otros contra otros jefes militares del partido de gobierno; existen otros indicios que sugieren el colapso del chavismo y consecuencialmente del gobierno ilegítimo por partida doble de Nicolás Maduro.
Es previsible que la muerte del líder sociopático/psicopático de la secta fanática destructiva lleve al colapso y desaparición de la misma. Es el caso de Hitler y el Nazismo, o del Reverendo Jim Jones (suicidio colectivo en Guyana). El único factor eficaz de cohesión real de ella es la adoración patológica por el líder perturbado mesiánico. Así que siendo el chavismo este tipo de secta, no bastaba el interés común del enriquecimiento personal por medio de la detentación del poder político para preservar su existencia. La muerte de Chávez inexorablemente había de conducir a la muerte del chavismo. (En escritos anteriores a su fallecimiento predije este evento).
El caso Isea, con su huida hacia la DEA del Imperio, en el cual se ha destapado una asquerosa olla de corrupción nepótica denunciada por Berenice Gómez, es una muestra de este colapso que prueba el enfrentamiento a muerte de sectores civiles -ahora acusados ante la policía antidrogas del odiado Imperio por el teniente “originario” del 4F y ex gobernador de Aragua- contra militares también chavistas, pero no la única. En las redes sociales se han observado diversas manifestaciones de personalidades del chavismo que también apuntan al desmoronamiento de la secta.
Desde la semana pasada, y con anterioridad a la huida de Isea al Imperio, el periodista del chavismo Alberto Nolia ha venido denunciando a Tareck El Aissami como el verdadero comprador de Últimas Noticias a través del testaferro Víctor Vargas, propietario del BOD y Corp Banca. Llegó a denunciar Nolia que la compra se hizo con el otorgamiento ilegal de dólares preferenciales por medio de CADIVI (lo cual necesariamente implica a diversos grupos del gobierno), e incluso, sugirió que el pago a Vargas incluyó el permiso para fusionar sus dos bancos, operación que durante años le ha denegado el gobierno (otro indicio de que distintos grupos del régimen participan). También ha hecho otras acusaciones contra el propio El Aissami y su hermano Feras con relación a narcotráfico. ¿Quién dentro del chavismo ordenó o autorizó a Nolia a liberar esta información que tan seriamente compromete al todo el régimen? ¿Es casualidad que la haya revelado en la víspera del vuelo de Isea a la DEA? Son preguntas que cabe hacerse.
Otro mimado del régimen chavista, el hacker y agente del SEBIN Jesús Almeida (N33), a quien Nolia se refiere con el alias “Subinspector Venaíto”, vinculado con Mario Silva en las grabaciones contra Diosdado Cabello, ha desatado una campaña por las redes sociales contra Andrés Izarra y Ernesto Villegas. De acuerdo con Nolia –también conocido como @MandingaVTV- por órdenes de El Aissami quien le paga a estos efectos. De ser ciertas las imputaciones de Alberto Nolia, ¿por qué El Aissami ataca a Izarra y Villegas? ¿Quién dentro del chavismo autoriza u ordena esta campaña? ¿En qué beneficia al chavismo y al régimen?
A los casos mencionados se suma la información revelada por la periodista Marianella Salazar –de acuerdo con sus fuentes- en relación a la reacción del Mayor General Wilmer Barrientos al intento por parte de Nicolás Maduro de remover a Miguel Rodríguez Torres del Ministerio de Interior y Justicia y de nombrar a José Vicente Rangel Ávalos en el cargo, cuando exigió la permanencia del militar al frente del ministerio, abortando así el plan de Maduro. ¿Hay un enfrentamiento entre Maduro y Barrientos, quien a diferencia de Maduro es militar “originario” del 4F?
En algo coinciden distintos periodistas: sectores militares, aun chavistas, han reaccionado con rechazo a la conducta entreguista de Maduro con respecto al Golfo de Venezuela, el Esequibo y Cuba. Aparentemente esa actitud era tolerada a un Chávez vivo pero “Maduro no es Chávez”. Por otra parte, existe enorme repulsa de los militares por lo que el impresentable y vergonzante Maduro llama sus “payaserías”. De acuerdo con estas versiones periodísticas hay entonces enfrentamiento entre militares y civiles del régimen, y se esperan denuncias contra militares “originarios” del 4F como Vielma Mora. Si esto se confirma, es otro síntoma patognomónico de colapso absoluto de la secta. ¿Son órdenes de Cuba a Maduro y otros comunistas títeres?
A los síntomas internos de colapso, se unen otros externos e inocultables. La situación económica es desesperada. Con el otorgamiento del nuevo préstamo chino, quién sabe a qué costo, el régimen posiblemente logrará llegar sin derrumbe total de la economía hasta las elecciones de diciembre, a pesar de que debe destinar $4.700 millones al pago de obligaciones que vencerán antes de esa fecha y existe enorme riesgo de default. Ni para los chavistas es ya aceptable la excusa de que todos los males del país -todas las manifestaciones externas de colapso por ineptitud y corrupción- son debidas a “sabotaje de la derecha”. El malestar y la descomposición son generalizados. Con el colapso económico en progreso, es materialmente imposible sostener el populismo con las dádivas que proporcionaban alguna cohesión accesoria a la secta pero que, sobre todo, mantenían la fidelidad de muchos miembros no fanáticos.
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