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Vivir cerca de montaña y mar paraíso que deriva en pesadilla

Disfrutar de clima montañoso en una calurosa región costera es halagador. Sin embargo, con los recientes eventos naturales el temor aumenta entre los residentes, cuando observan los deslaves y curso de las aguas.

Yanet Escalona

¿Quién no se anima a vivir en un valle? Levantarse y ver montaña y mar de cerca, como para alimentar el alma de niños y adultos, sin distingo de clases sociales. En el municipio Antolín del Campo, el crecimiento poblacional, turístico, inmobiliario y residencial ha ido en aumento en las dos últimas décadas.

Para Andrés Riondo, un residente desde hace 19 años en El Toco, Antolín del Campo, todo era felicidad, hasta ahora con el problema de las lluvias. Felicidad plena, junto a su esposa Dimara Martínez, nativa de esta localidad.

Como ellos, muchos otros logran lo mejor en estas pródigas tierras, donde germina toda semilla, cantan los pájaros, llega el pescado fresco a orilla de playa, huele a mar; pero también soplan los aires de la montaña que casi habla desde tiempos ancestrales, cuando el insular subía a estas laderas para que los conucos generaran el alimento diario. La yuca, el maíz, el melón, la patilla, y el ají y tomate margariteños.

Antolín es tierra de gracia y así ha sido vista y cotizada, a precio de dólar. ¿Qué ha pasado para que todo esto se revierta en pesadilla?

La anarquía y ocupación urbanística sin planificación, por donde hace un siglo hubo cauces naturales que emanaban de la montaña, con claridad de manantial, genera ahora este tipo de problemas.

Recientes eventos naturales de noviembre, diciembre y marzo inclusive, llaman la atención de todos porque es lodo, sedimentos,  piedras y rocas lo que ahora trae la amada montaña.

TODOS AFECTADOSSin distingo de clases sociales, vastos sectores antolineses se han visto afectados por estos fenónenos naturales. Un habitante de El Toco, el empresario Manuel Rivero Sanabria, indicó que en el caso de Aricagua se han producido deslaves en el cerro Tragaplata, limítrofe de Antolín y Gómez.

Bajan las aguas, pasan por Aricagua y llegan hasta El Tirano y El Cardón, con carga de barro hacia la franja costera. En las montañas, el suelo se satura y se producen esos “arañazos” que se observan en las serranías. “En diciembre contamos 12. Este lunes hubo tres deslaves más”. Rivero llamó la atención de las autoridades para canalizar las aguas de las quebradas y se hagan los estudios hidrológicos, a fin de evitar males mayores a futuro.

“Si esto lo estamos viendo en un período de verano, ¿cómo será la época tradicional de lluvia?”, se preguntó con la inquietud que refleja el sentir de todos los residentes de un municipio todavía hermoso.