Seis hectáreas de cultivos se perdieron en Antolín del Campo

150 campesinos de El Coco, El Toco y La Niña resultaron perjudicados tras las lluvias de principios de semana en la entidad. La alcaldesa del municipio, Olga Pérez, viajará el próximo miércoles a Caracas para pedir ayuda.
ANTONIO VIZCAYA LORETO
Eran las dos de la mañana de este lunes 21 de marzo y no dejaba de llover en el sector El Coco del municipio Antolín del Campo. El sonido del agua era intenso en medio de una madrugada húmeda y fría en la que Luis Rodríguez no pudo dormir.
Este margariteño de 52 años vive junto a su esposa y cuatro hijos en una zona agrícola bastante montañosa. Estaba angustiado por la crecida de un río improvisado que se formó como por arte de magia en las cercanías de su casa.
El valiente agricultor tomó un azadón, se colocó encima un impermeable y salió a luchar contra la naturaleza. La fuerza del caudal era descomunal, mientras que este hombre intentaba desviar el curso de las aguas, para evitar que se desbarrancara el terreno que dista a muy pocos metros de su humilde vivienda. Pese al esfuerzo, el sitio donde él cultivaba berenjenas y auyamas quedó totalmente destruido.
Hoy está latente otra amenaza: que se continúe carcomiendo la carretera de arena que conduce hasta El Coco y varías comunidades foráneas de esta jurisdicción.
“Se nos está acabando el mundo”, dijo Rodríguez lleno de valentía a su mujer, aunque temeroso muy en el fondo, se apegaba a Dios y a su Virgencita del Valle.
INSPECCIONESDespués de tres días de presentarse esta nueva vaguada que arreció por segunda vez en el municipio, hasta este viernes fue cuando llegó una esperanza para Luis Rodríguez y las 150 familias de agricultores que perdieron sus conucos en los sectores de El Coco, El Toco y La Chica. En esta última comunidad se derrumbaron dos puentes.
Unas seis hectáreas de siembra presentaron pérdida total. Los cultivos labrados durante meses, sólo pudieron ser recogidos por la furia de las aguas, que se llevaron consigo todo lo que encontraron a su paso.
“Vamos a tratar de solventar esta problemática lo más pronto posible”, manifestó ayer la alcaldesa de la jurisdicción, Olga Pérez de Salazar, quien alegó que no había podido inspeccionar la zona debido a la excesiva humedad de los terrenos. Ayer tomó su gorra y con zapatos deportivos caminó en medio del barro.
Luis mostró y explicó con detalle a la burgomaestre y al grupo de ingenieros que le acompañaban, cómo fue afectado. Un espíritu alegre y amable lo caracterizaba pese a sus penurias. El paso de la alcaldesa por su casa no era cualquier cosa, hasta un sancocho margariteño de gallina brindó a la comisión municipal, mientras ésta tomaba notas al detalle de las necesidades.

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