Afectados por las lluvias en Antolín del Campo claman por manos que los ayuden
Quienes intentan recuperar los pocos enseres de sus casas en Antolín del Campo requieren de personal para las labores de limpieza. Los damnificados se angustian al no saber por cuánto tiempo estarán en los refugios.
Ninoska Figueredo Rengel
El personal oficial para atender la emergencia en el municipio Antolín del Campo se hace insuficiente ante la magnitud de la contingencia que dejó a 1.200 casas afectadas.
El drama no quedó en la madrugada del domingo cuando las lluvias arrastraron enseres y hasta casas.
Este lunes, las siete mil personas afectadas intentaban sacar de sus viviendas los pocos “corotos” que no se llevó el río, ayudados en su gran mayoría por los vecinos. Mientras en los cerros del sector se observan las marcas de los deslaves.
Goyo Marín, uno de los afectados de la calle principal de La Rinconada, desde la acera del frente veía cómo sus vecinos, con palas y tobos, sacaban el barro de su casa, el cual alcanzó cerca de metro y medio de altura.
El paso a La Rinconada fue habilitado medianamente este lunes por maquinaria pesada, sin embargo, no es posible caminar por la zona sin llenarse de barro.
Moradores como Juan González, señalaron que no pudieron dormir el domingo en la noche. La casa de la familia de Benigno Martínez quedó tapiada en su parte posterior por grandes piedras. “Para sacar a una tía, tuvimos que romper una ventana. Fue y es una pesadilla”.
En el sector Los Cocos de Aricagua se perdieron las siembras de berenjena, ají, entre otros productos, indicó la agricultora Felicia Bermúdez. “Pedimos a las autoridades que nos vengan a ayudar, estamos durmiendo en los colchones mojados”. Alejandrina Andarcia, con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, repetía que en Aricagua están en emergencia. “El agua abrió un hueco de 10 metros en el patio de mi casa, si vuelve a llover, se puede socavar y tragarme mi casita”.
ZONA DE GUERRA
Playa El Agua
El sector Pozo de Agua se encuentra casi desaparecido. Su calle se asemeja a una zona de guerra y sus habitantes piden soluciones. La comunidad de Antolín del Campo está sin agua y sin electricidad. Al menos cinco viviendas fueron arrastradas por las fuertes corrientes de agua. “El torrente rompió un tubo de aguas negras y todo va a parar a la playa. La contaminación es constante”, señaló Nayarí Pocaterra.
Ninoska Figueredo Rengel
El personal oficial para atender la emergencia en el municipio Antolín del Campo se hace insuficiente ante la magnitud de la contingencia que dejó a 1.200 casas afectadas.
El drama no quedó en la madrugada del domingo cuando las lluvias arrastraron enseres y hasta casas.
Este lunes, las siete mil personas afectadas intentaban sacar de sus viviendas los pocos “corotos” que no se llevó el río, ayudados en su gran mayoría por los vecinos. Mientras en los cerros del sector se observan las marcas de los deslaves.
Goyo Marín, uno de los afectados de la calle principal de La Rinconada, desde la acera del frente veía cómo sus vecinos, con palas y tobos, sacaban el barro de su casa, el cual alcanzó cerca de metro y medio de altura.
El paso a La Rinconada fue habilitado medianamente este lunes por maquinaria pesada, sin embargo, no es posible caminar por la zona sin llenarse de barro.
Moradores como Juan González, señalaron que no pudieron dormir el domingo en la noche. La casa de la familia de Benigno Martínez quedó tapiada en su parte posterior por grandes piedras. “Para sacar a una tía, tuvimos que romper una ventana. Fue y es una pesadilla”.
En el sector Los Cocos de Aricagua se perdieron las siembras de berenjena, ají, entre otros productos, indicó la agricultora Felicia Bermúdez. “Pedimos a las autoridades que nos vengan a ayudar, estamos durmiendo en los colchones mojados”. Alejandrina Andarcia, con voz entrecortada y lágrimas en los ojos, repetía que en Aricagua están en emergencia. “El agua abrió un hueco de 10 metros en el patio de mi casa, si vuelve a llover, se puede socavar y tragarme mi casita”.
ZONA DE GUERRA
Playa El Agua
El sector Pozo de Agua se encuentra casi desaparecido. Su calle se asemeja a una zona de guerra y sus habitantes piden soluciones. La comunidad de Antolín del Campo está sin agua y sin electricidad. Al menos cinco viviendas fueron arrastradas por las fuertes corrientes de agua. “El torrente rompió un tubo de aguas negras y todo va a parar a la playa. La contaminación es constante”, señaló Nayarí Pocaterra.
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