Donde está el Gobernador de Nueva Esparta?
Hemos visto, en estos últimos días de tragedia, a los Gobernadores de los Estados más afectados, con el agua a la cintura. Acompañando a las familias en su desgracia y haciéndose presentes para coordinar la ayuda que logran para paliar la angustiante situación.
En faenas de atención a damnificados hemos visto a Enrique Capriles Radonsky en Miranda y a Pablo Pérez en Zulia. Ahora, quien puede decir haber visto lo mismo de Morel Rodríguez en Nueva Esparta? Un Estado donde aún no se ha logrado, ni siquiera, cuantificar el número de damnificados. La Gobernación solo cuenta con un número reducido de maquinaria que no suficiente para reestablecer el tránsito en las poblaciones afectadas. Incapacitados para dar respuesta y restablecer un mínimo grado de normalidad.
Es inaudito que, a pesar de las experiencias por fenómenos similares, la Gobernación de Nueva Esparta no tomara las medidas mínimas para atender situaciones de catástrofe. Los refugios donde se está atendiendo a los daminificados son abastecidos de comida por voluntarios. Así es el caso de Antolín del Campo donde los refugios tienen alimentos, gracias al esfuerzo de los grupos católicos que operan desde Paraguachí.
Es hora que nuestros gobernantes asuman sus responsabilidades con el rigor de la ética y la voluntad de entrega desinteresada.
En faenas de atención a damnificados hemos visto a Enrique Capriles Radonsky en Miranda y a Pablo Pérez en Zulia. Ahora, quien puede decir haber visto lo mismo de Morel Rodríguez en Nueva Esparta? Un Estado donde aún no se ha logrado, ni siquiera, cuantificar el número de damnificados. La Gobernación solo cuenta con un número reducido de maquinaria que no suficiente para reestablecer el tránsito en las poblaciones afectadas. Incapacitados para dar respuesta y restablecer un mínimo grado de normalidad.
Es inaudito que, a pesar de las experiencias por fenómenos similares, la Gobernación de Nueva Esparta no tomara las medidas mínimas para atender situaciones de catástrofe. Los refugios donde se está atendiendo a los daminificados son abastecidos de comida por voluntarios. Así es el caso de Antolín del Campo donde los refugios tienen alimentos, gracias al esfuerzo de los grupos católicos que operan desde Paraguachí.
Es hora que nuestros gobernantes asuman sus responsabilidades con el rigor de la ética y la voluntad de entrega desinteresada.
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